El 20 de febrero de 2015 el Valencia CF y el Ayuntamiento desbloquearon la primera pieza para poder reanudar las obras del futuro estadio al llegar a un acuerdo para poner fin a la deuda de 19’8 millones de euros que el club debía al ayuntamiento por la permuta de parcelas que ocupa el nuevo estadio. Otorgaba un rol fundamental a la ética individual, tanto del guerrillero durante la revolución, como del ciudadano en la sociedad socialista.